Las lesiones de meniscos son frecuentes en atletas y deportistas. También, en personas que trabajan en posición flexionada, como los mineros y mecánicos, y en pacientes con artritis o que tienen un desgaste natural de las articulaciones. Son usuales los pacientes que presentan un desgarro de meniscos por un movimiento de flexión y torsión de la rodilla. Sucede casi siempre cuando el pie queda fijo y la rodilla hace un giro. Esta rotación provoca la rotura del menisco.
Los meniscos parecen un par de discos de goma en forma de «C» que sirven de amortiguadores entre dos grandes huesos, la tibia y el fémur. Son cartílagos fuertes y flexibles a la vez. Tienen funciones de estabilización de la rodilla, facilitar el movimiento y repartir las cargas de un hueso al otro. Por medio de sus fibras nerviosas ofrece funciones de propiocepción.
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Síntomas de rotura de meniscos
En el momento del desgarro, puedes sentir dolor, inflamación y limitación funcional al intentar doblar la rodilla. Los episodios de bloqueo (la rodilla se te queda atrancada) o de derrame (inflamación) son típicos en la lesión de meniscos.
¿Cuál es el tratamiento?
El ortopedista subespecialista en rodilla te presentará las opciones de tratamiento, de acuerdo con el tipo de lesión que observe en las radiografías o el estudio de resonancia magnética. Algunas lesiones cicatrizan solas, otras no. Algunos desgarros son pequeños, otros complejos, incluso pueden desprender cartílago y trabar el funcionamiento de la articulación de la rodilla. La edad y el nivel de actividad física también influirán para tomar alguna decisión.
Las opciones de tratamiento son:
- Tratamiento conservador: es un manejo con analgésicos para controlar el dolor y terapia física para fortalecer ciertos grupos musculares. Es posible que también te recomienden poner hielo en la zona para desinflamar, una venda para controlar la hinchazón, usar muletas durante un tiempo, suspender actividad deportiva y acostarse elevando la pierna por encima de la cabeza.
- Tratamiento quirúrgico: la cirugía se recomienda si el especialista observa que el menisco está inestable, luxado, los síntomas persisten y el tratamiento conservador no resuelve el problema.
La cirugía de meniscos es una intervención muy frecuente en las clínicas ortopédicas. Se realiza por medio de artroscopia, una moderna técnica quirúrgica que permite introducir una pequeña cámara por un par de incisiones en la rodilla, la cual permite visualizar el interior de la articulación y realizar una caracterización precisa de la lesión para definir el tipo de tratamiento que se va a realizar, que puede ser sutura o remodelación.
La primera alternativa será suturar el menisco. La posibilidad de éxito de esta cirugía es alta. En pocos días no tendrás dolor, ni bloqueos, derrames o limitaciones de movimiento.
La segunda, la remodelación, en la que se conserva la zona sana del menisco y se extirpa la zona dañada.
Postquirúrgico
El manejo postquirúrgico es variable, según la técnica quirúrgica que se haya utilizado.
Normalmente, los pacientes salen de cirugía con vendajes en la rodilla, no con yesos ni otro tipo de inmovilización. Te recomendarán reposo, el dolor será leve o moderado y necesitarás algún apoyo para caminar (muletas). El reintegro a la actividad deportiva depende de si el menisco se suturó o se le realizó una remodelación. Las suturas meniscales suponen una rehabilitación más lenta y limitarán la movilidad de la rodilla durante varias semanas.
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